De jungla de cemento a bosque urbano: la evolución de las ciudades frente a la crisis climática

Hasta ahora hemos visto cómo las ciudades del mundo crecieron en desmedro de los ambientes naturales, como si se tratara de dos extremos tan opuestos que no pueden coexistir. 

Mensaje “UNO, DOS, ÁRBOL”. Este evento formó parte del proyecto “Enverdeciendo la Ciudad” en el centro de Zagreb, Croacia.

Así fue que el único modelo utilizado para levantar los edificios y crear la infraestructura necesaria para los millones de habitantes de las urbes ha sido avanzar sobre el verde y la biodiversidadsumando cemento y dejando unos pocos árboles en pie y algunos parches verdes aquí y allá.

La crisis climática ha llegado para cambiarlo todo porque estas ciudades que supimos construir se tornan peligrosamente sofocantes durante los veranos con olas de calor más frecuentes (efecto “isla de calor” mediante). Asimismo, las lluvias torrenciales producen inundaciones mortales porque ya no hay superficies absorbentes suficientes. 

La realidad indica que ha llegado el momento de repensar el diseño urbano para adaptarse a temperaturas extremas. Dos de los primeros ejemplos de cómo llevarlo a cabo llegan desde España donde Barcelona fue una de las pioneras. Lleva varios años reduciendo el espacio para los autos e implementando las “supermanzanas” (enlazar a ). El próximo paso es crear ejes verdes más ambiciosos, con mucho arbolado y zonas de estancia para personas. Por su parte Madrid comenzó a usar solares abandonados para jardines comunitarios, a derribar muros de colegios para unir patios con espacios verdes contiguos, mientras proyectan bosques metropolitanos y experimenta con tejados verdes.

Las soluciones están a la mano: la regla 3-30-300 y otras opciones 

Según el Diario El País, las soluciones para enfrentar la crisis climática en las ciudades empiezan por quitar asfalto y sumar más vegetación para crear un nuevo balance que ayude a que la biodiversidad regrese y, con esto, cuidar la salud de las personas en un clima que ha cambiado para siempre.  

Infraestructuras verdes

Se trata de ampliar o incorporar espacios naturales dentro de la ciudad: parques, jardines, huertos comunitarios, elementos que conecten flora y fauna en zonas urbanas. De esta manera, mejorará la calidad del aire, ayudará a  regular la temperatura y también redundará en mayor bienestar psicológico.

Regla 3-30-300

Es un enfoque que sugiere que para mejorar la habitabilidad urbana se cumplan estas condiciones: que cada persona vea 3 árboles desde su ventana y esté a menos de 300 metros de un parque o espacio verde y que exista un 30% de superficie verde en la ciudad. 

Despavimentar y usar suelos porosos

Sustituir asfalto y cemento por superficies permeables que permitan que el agua de lluvia se infiltre. Esto ayuda a mantener mejor los árboles, reducir acumulación de calor, y mejorar el drenaje.

Renaturalizar espacios urbanos disponibles

Aprovechar solares vacíos, bulevares entre avenidas, patios escolares, tejados y fachadas para plantar árboles, jardines, instalar cubiertas verdes o muros vegetales.

Refugios climáticos

Crear espacios públicos accesibles, frescos, con sombra, agua para que la población pueda escapar del calor extremo. Otra opción son los parques con mucha vegetación, las bibliotecas y otros espacios cerrados que se habilitan al público en general, etc.

¿Cuáles beneficios trae despavimentar las ciudades? 

Los beneficios que implica poner en práctica esta reconversión urbana son muchos. El principal es regular las temperaturas locales gracias a que la vegetación refresca el ambiente al proporcionar sombra y transpirar agua. Así, los árboles disminuyen hasta 12ºC la temperatura en comparación con espacios verdes sin arbolado o zonas asfaltadas según un estudio en 293 ciudades europeas. Además, mejora la gestión del agua de lluvia, reduciendo el riesgo de inundaciones localizadas y mejora la calidad del aire

En conclusión, hace a las ciudades más resilientes frente al cambio climático mientras que mejora la salud mental  y bienestar para los habitantes, al tener mayor contacto visual y  físico con espacios verdes

París y su apuesta por los bosques urbanos  

En 2023 la capital francesa aprobó un plan para recuperar hasta 40% del espacio público como espacio natural, incluyendo tareas de despavimentación. Desde entonces, y liderada por la Alcaldesa Anne Hidalgo, se está llevando “una auténtica revolución verde en esta ciudad tradicionalmente rocosa”, según describe la revista especializada en urbanismos Scape. 

La silvicultura urbana está logrando unir las ciudades con la naturaleza, en pos de refrescar la Ciudad de las Luces. Es que se están plantando “selvas urbanas” en cuadras enteras y rotondas, en tanto viejas vías del tren se transforman en zonas parquizadas todas a lo largo. Así es que en muchas calles, el coche está desapareciendo y dando a espacios a los peatones, en zonas que ahora están rodeadas de árboles y vegetación. 

El mayor logro fue hace un año atrás, cuando se inauguró la primera selva urbana en la Plaza de Cataluña en el distrito 14-: 470 árboles trees como un pulmón verde suman frescor al lugar, absorben dióxido de carbono, limpian el aire y permiten que animales y plantas prosperen en el corazón parisino, como parte de un plan maestro mayor para toda París.

La 9 de Julio podría transformarse en un bosque urbano para disfrutar 

Repensar lo que ya está dado tiene un potencial inmenso. ¿Qué tal si les dijeran que en plena Capital de Argentina se puede transformar Cerrito y Pellegrini en calles de convivencia, rediseñar los bulevares laterales, ampliar veredas y sumar ciclovías de calidad? Ésa es la propuesta desde MUTA (Movimiento Urbano de Transición Ambiental) y el IDUF (Instituto para los Desafíos Urbanos del Futuro)

La meta que proponen permitiría redistribuir esta porción de la 9 de Julio -considerada una de las avenidas más anchas del mundo- para crear un corredor verde donde, según cálculos preliminares, se podrían plantar más de 10.000 árboles y arbustos nativos. De esta manera, se convertiría en un nuevo hábitat para aves, mariposas y pequeños polinizadores, reforzando la biodiversidad urbana.

Este “bosque urbano lineal” podría ser esencial para mitigar la isla de calor: hoy, las superficies asfaltadas pueden alcanzar temperaturas hasta 8 grados mayores que las zonas verdes. El proyecto también se contempla como una infraestructura de adaptación hídrica a grandes lluvias.

En otra ciudades americanas ya se ha implementado soluciones similares, por ejemplo en la Avenida Paulista de São Paulo (Brasil) y en la Avenida Carrera Séptima de Bogotá (Colombia). “El desafío es reequilibrar los usos y devolver la calle a las personas. Las soluciones abundan; lo que falta son ideas que no tengan al extractivismo urbano y al desarrollo inmobiliario como único objetivo”, opinan desde Desafíos Urbanos.

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Author: Meri Castro

El iceberg gigante A23a, el más antiguo del mundo, se desintegra tras casi cuatro décadas

El iceberg más antiguo del mundo, que también supo ser el más grande, comenzó su proceso de desintegración final tras casi cuatro décadas desde su desprendimiento de la Antártida. 

El MODIS (espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada) del satélite Aqua de la NASA capturó esta imagen del iceberg, llamado A-23A, 5-2025. © https://earthobservatory.nasa.gov/

Las aguas en las que se encuentra, al norte de la isla Georgia del Sur, son cada vez más cálidas lo que acelera su desaparición que se estima podría suceder en apenas unas semanas, según expertos del British Antarctic Survey (BAS). 

Para graficar el rápido deterioro que viene sufriendo el bloque conocido como A23a basta decir que ya perdió más de la mitad de su volumen original. Mientras a principios de año llegó a pesar cerca de 1 billón de toneladas y cubrir casi 4.000 km² -un área que representa casi la mitad de la superficie del Parque Nacional Los Glaciares, en Santa Cruz-, actualmente se estimó a través de imágenes satelitales que conserva una extensión aproximada de 1.770 km² y alcanza 60 kilómetros de ancho en su parte más extensa.

En este contexto, con numerosos fragmentos menores a la deriva representan un riesgo para la navegación en el Atlántico Sur.

Si bien la formación de icebergs es parte del ciclo natural de las plataformas de hielo antárticas y de Groenlandia, los expertos del BAS advierten que el ritmo de este fenómeno ha aumentado en las últimas décadas, en paralelo con la pérdida de masa de las plataformas de hielo, probablemente como consecuencia de la crisis climática producida por las actividades humanas.

Elefantes marinos hembras en la bahía de Fortuna, Georgia del Sur, en el océano Atlántico.  © Markus Mauthe / Greenpeace
Témpanos de hielo flotan en el agua.
Icebergs al norte de la isla Georgia del Sur en el Océano Atlántico.  © Markus Mauthe / Greenpeace

Así es que este evento se inscribe en una tendencia que muestra que desde el año 2000 las plataformas antárticas perdieron aproximadamente 6.000 gigatoneladas (mil millones) de hielo. Tal situación contribuyó al aumento del nivel del mar y podría desencadenar cambios irreversibles en la circulación oceánica, especialmente en la Antártida occidental. Además, el ingreso masivo de agua dulce proveniente de las plataformas altera la salinidad de los mares, con impactos directos en los ecosistemas.

Los científicos advierten que esta dinámica podría acercarnos a “puntos de inflexión” irreversibles en regiones particularmente vulnerables, como la Antártida occidental, con consecuencias globales para la estabilidad de los océanos. La desaparición de A23a es mucho más que el final de un gigante de hielo: es un recordatorio tangible de cómo la crisis climática acelera transformaciones en las regiones polares que hasta hace pocas décadas parecían impensadas.

Pingüinos rey en la bahía Fortuna, Georgia del Sur, en el océano Atlántico. © Markus Mauthe / Greenpeace

La historia del gigante en retirada

En 1986 se desprendió del continente y encalló en el mar de Weddell, donde permaneció anclado al lecho oceánico durante más de tres décadas. En 2024, volvió a ponerse en marcha a merced de la poderosa corriente circumpolar antártica. Para fines del año pasado, te contábamos que empezaba su último viaje al continuar su deriva por el océano Austral. 

En marzo de 2025, A23a encalló nuevamente, esta vez en aguas poco profundas cerca de la isla Georgia del Sur, a unos 90 kilómetros de la costa. Poco después el iceberg se desplazó otra vez, recorriendo hasta 20 kilómetros diarios gracias a la velocidad que le imprimían las poderosas olas del mar. Recientemente rodeó la isla y cerró su recorrido. 

A través de este largo camino que lo fue derivando hacia el norte, A23a ingresó en aguas menos frías, lo que provocó que enormes fragmentos comenzaran a desprenderse. Para los científicos, la resistencia que demostró ha sido sorprendente. La mayoría de los icebergs no logran llegar tan lejos al abandonar el resguardo del clima antártico. Sin embargo, ahora su destino está sellado: su desintegración completa es solo cuestión de tiempo. Los científicos estiman que podría producirse en semanas, marcando el final de una estructura que durante casi cuatro décadas fue objeto de seguimiento y estudio en la comunidad científica internacional.

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Author: Meri Castro

La biodiversidad en jaque: cómo el calor extremo afecta a las aves tropicales

La crisis climática no da tregua y se hace sentir cada vez con más fuerza, afectando no sólo a las personas sino a todos los seres del planeta. Un estudio científico publicado recientemente trae otro triste y claro ejemplo de esto, al encontrar que las aves tropicales están desapareciendo por el aumento de olas de calor extremas -con un fuerte impacto en América Latina-. 

Ave desconocida en los humedales del Pantanal en Brasil. © Markus Mauthe / Greenpeace

Como explicó el autor principal del estudio, Maximilian Kotz, “Las aves son especialmente sensibles a la deshidratación y al estrés térmico” lo que derivó en la “disminución asombrosa” que exponen en su trabajo: se perdió entre un 25 % y un 38 %  de su abundancia. 

En particular, en regiones como la Amazonía y Centroamérica la crisis climática ha aumentado los días de calor extremo de 3 a 30 por año, amenazando el equilibrio de los ecosistemas. En consecuencia, las aves tropicales están expuestas a condiciones de calor extremo diez veces superiores a las de hace cuarenta años

En este contexto, ni las áreas protegidas logran dar sosiego a la vida silvestre que vive en ellas. En este sentido, “El aumento de las temperaturas está expulsando a las especies de los hábitats a los que se han adaptado de forma natural, y en muy poco tiempo”, explicó.

Así impacta la crisis climática a las aves tropicales

La investigación indica que las poblaciones de aves en regiones tropicales han disminuido su abundancia entre un 25 % y un 38 % desde 1950, incrementándose rápidamente desde 1980 en adelante con la intensificación del cambio climático, probablemente debido al aumento de las olas de calor, en comparación con un mundo sin cambio climático. Además, hallaron que algunas especies han visto reducida su abundancia en más de un 50 % desde 1977.

Otra de las conclusiones a las que llegaron es que los mayores descensos en el número de aves se produjeron en los trópicos, aunque casi todas las regiones informaron de una disminución de la abundancia de la población, siendo el calor extremo el factor que más influyó en dicha disminución. Al respecto, Kotz remarcó que éste factor “provoca un exceso de mortalidad, una reducción de la fertilidad, cambios en los comportamientos reproductivos y una menor supervivencia de las crías”.

Para llegar a estos resultados se analizaron datos de más de 3.000 poblaciones de aves en todo el mundo y usando modelos climáticos de última generación, se logró medir el impacto directo del cambio climático, separado de otros factores como la deforestación o el crecimiento urbano.

El estudio fue publicado en Nature Ecology and Evolution con contribuciones del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (Potsdam Institute for Climate Impact Research, PIK), la Universidad de Queensland y el Barcelona Supercomputing Center (BSC).

La biodiversidad cada vez más amenazada por la crisis climática

Hasta ahora, había sido difícil diferenciar el impacto del cambio climático en la biodiversidad de las pérdidas debidas a presiones humanas más directas, como la deforestación. Gracias a este trabajo, y a lo métodos utilizados por el equipo de investigación, ahora se logró diferenciarlo y se pudo indicar con precisión que, en las regiones tropicales de latitudes más bajas, la intensificación de las olas de calor ya está teniendo un  impacto en la pérdida de abundancia en poblaciones de aves comparable con  la deforestación y la destrucción del hábitat.

“Sin naturaleza no hay futuro”. Proyección de fotomatón de Greenpeace en el Centro de la Sociedad Civil en la COP29 con retratos e imágenes de los impactos climáticos para enviar un mensaje a los delegados de los países de que ahora es el momento de actuar.

Estos hallazgos muestran que, además de proteger hábitats y frenar la deforestación, es urgente cumplir con las metas internacionales de reducción de emisión de gases de efecto invernadero para detener la intensificación de estos extremos.

“En última instancia, nuestras emisiones (N. de la R.: de gases de efecto invernadero que calientan el planeta) son el núcleo de este problema. Tenemos que reducirlas lo más rápido posible”, concluyó Kotz.

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Author: Meri Castro

Día Internacional del Puma, el guardián silencioso de la naturaleza americana

El 30 de agosto es el Día Internacional del Puma, en honor a una especie emblemática de América de la que se habla muy poco. Te invitamos a conocer más de este “gato gigante” que habita nuestras tierras desde mucho antes que nosotros y entender mejor por qué es tan importante su conservación.

7 características de los pumas que tienes que saber

1. Su nombre científico es Puma concolor pero es conocido de diferentes formas según la región. Se lo llama puma a secas, león de montaña o león americano

2. Se trata del segundo felino más grande del continente, luego del yaguareté. A nivel mundial, es el cuarto más grande después del tigre, del león y del yaguareté. 

3. Su población se distribuye a través de la mayor parte del hemisferio occidental, abarcando desde Argentina y Chile hasta Alaska. Es decir que los pumas, con su porte ceremonioso e imponente, recorren praderas, desiertos, bosques y montañas, ocupando más territorio que cualquier otro animal silvestre terrestre en América. 

4. En nuestro territorio se encuentra la mayor densidad de Pumas por km2 y también es hogar de los gatos Colocolo, Andino, Güiña y de Geoffroy. 

5. No suelen ser agresivos con las personas. En cambio, tienden a evitar el contacto con los humanos. Por ejemplo, a lo largo de la historia en Argentina no se han registrado ataques de pumas a personas (salvo en dos casos excepcionales). 

5. Cumplen un rol esencial en los ecosistemas. Por caso, los pumas pueden regular el número o influir en el comportamiento de sus presas herbívoras, como ciervos, guanacos y vicuñas -dependiendo la región-, y como resultado de esto beneficiar a la vegetación. Además, donde caza un puma, otros animales también comen, los restos son carroña para aves, roedores, reptiles e insectos. El puma es un engranaje de equilibrio en la naturaleza.

6. Los pumas son la especie de felino salvaje más grande que puede ronronear y, a diferencia de los leones y tigres, no pueden rugir.

Reel Parque Patagonia avistaje de pumas 

Dato extra (y muy sorprendente): los pumas habitan América desde hace millones de años

Desde la web de la Sociedad de Medicina Veterinaria de Argentina suman un dato que confirma la existencia ancestral de estos mamíferos en el continente: “De acuerdo con el registro fósil, esta especie evolucionó hace unos 6 millones de años en Norteamérica. En Sudamérica, el puma encontró una amplia gama de nuevos ambientes y presas a los cuales se adaptó exitosamente. Fue así ? como este gran depredador logró colonizar desde los altos Andes, hasta las selvas tropicales, pasando por los grandes pastizales de la llanura pampeana, los bosques áridos del gran chaco y la extensa estepa patagónica”.

¿A qué amenazas se enfrentan los pumas? 

La caza (muchas veces porque es considerada perjudicial para la ganadería) y la pérdida de hábitat son las principales amenazas para los pumas. La urbanización, el avance de la frontera agrícola y los proyectos de infraestructura fragmentan y reducen sus entornos naturales.

Al mismo tiempo, al expandirse las urbanizaciones sobre ecosistemas que son su hogar hace que se den más encuentros con humanos, lo que los expone a ser atacados. También, se ha observado que el hostigamiento por parte de perros domésticos posee impactos directos e indirectos sobre la ocupación de la especie. Aunque  suelen ser esquivos y no acercarse a las personas (y mucho menos atacarlas), la falta de información alimenta el miedo y lleva a que se los mate pensando creyendo que así evitan riesgos para el ganado, las mascotas o la seguridad de las personas. El desafío se encuentra en buscar soluciones que permitan a las comunidades desarrollar sus actividades en armonía con la naturaleza, promoviendo la coexistencia y reconociendo el rol fundamental de estos felinos en el equilibrio de los ecosistemas.

Además, los atropellos constituyen un peligro importante, especialmente en zonas con alto tránsito cercano a sus hábitats.

Por último, la crisis climática impacta los hábitats de los pumas y la disponibilidad de sus presas. Las variaciones en los patrones de temperatura y precipitación pueden alterar los ecosistemas en los que habitan, pudiendo afectar la disponibilidad de alimento y de ambientes adecuados.

Ante este escenario y comprendiendo ahora mejor la importancia de estos animales increíbles, queda claro que se requieren de esfuerzos de conservación integrales para asegurar la supervivencia de sus poblaciones porque de ellos depende el equilibrio natural de nuestro continente.

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Author: Meri Castro

Olas de calor habituales e incendios forestales frecuentes en Europa: la señal de un clima que cambió para siempre

Otro verano boreal y una noticia que se repite. Así es que la prensa del mundo vuelve a hablar de las olas de calor que vive Europa. Catalogan al mes de junio como el más caluroso registrado mientras, la semana pasada, la región mediterránea y los Balcanes atravesaban la tercera ola de calor. 

Greenpeace desvela una pancarta en la sede de la ONU en la Conferencia sobre el Clima de Bonn, pidiendo medidas más contundentes para superar el límite de 1,5 grados. © Marie Jacquemin / Greenpeace

En este contexto, es probable que esta temperada estival sea recordada como una de las más duras en la historia reciente de la región, dice el diario Infobae

Un año atrás, el Secretario General de la ONU ya había advertido al respecto, cuando dijo que las olas de calor ya no son fenómenos esporádicos sino que se han convertido en una amenaza cotidiana para millones de personas en todo el mundo. Ahora,  con amplias regiones del planeta registrando temperaturas récord e incendios forestales, la previsión quedó confirmada. 

La situación en el hemisferio norte debería servirnos de advertencia para lo que podría vivirse en nuestras latitudes a partir del 21 de diciembre próximo. Informarse puede ser el disparador para exigir acciones concretas de prevención en nuestro país, así que te contamos qué está ocurriendo al otro lado del océano.

Verano 2025 en Europa: las olas de calor no dan tregua

El periódico El País señala la extensión del fenómeno que lleva los termómetros al máximo, graficando que “desde los picos del Mont Blanc en Francia hasta las laderas quemadas del Vesubio, al sur de Italia, las temperaturas extremas están causando muertes por golpe de calor, como la de un trabajador agrícola este martes en Lleida y están cebando incendios en España, Portugal, los Balcanes y Turquía”, lo que causó víctimas y empeoró la calidad del aire. 

Con 43,4º, Badajoz registró este domingo la temperatura más alta de España. Turquía registró un récord nacional de temperatura de 50,5°C en Silope, al sureste del país, mientras que en otras localidades cercanas las temperaturas rondaron los 50°C. Chipre documentó un récord de 44,6 °C en julio, reportaron desde la ONU.

Greenpeace España utiliza cámaras térmicas en varias ciudades españolas para documentar cómo el calor entra en los hogares, 2025. © Greenpeace

Los países del norte, como Alemania, tampoco se salvan de esta situación. Incluso el Reino Unido ya va por la cuarta ola de calor del verano. En Escandinavia también hace calor. Finlandia registró más de 15 días con temperaturas superiores a los 30°C. Noruega y Suecia se han visto afectadas por temperaturas anormalmente altas, generando alertas de un riesgo extremo de incendios forestales.

“Las grandes olas de calor, intensificadas por las altas temperaturas superficiales del mar en el Mediterráneo occidental, provocaron un estrés térmico muy intenso en amplias zonas del oeste y el sur de Europa”, detallan desde la web especializada, Climática. Como consecuencia, se han interrumpido las actividades al aire libre, agrícolas y laborales. Por supuesto, la salud de las personas se vió impactada también. 

Olas de calor e incendios forestales en Europa y Canadá

Incendios forestales en Ourense, España. © Miguel Riopa / Greenpeace

En el planeta donde todo está conectado, el calor trae más oportunidades para que se inicie y propague el fuego. De manera que en medio de las olas de calor, España vive la peor ola de incendios forestales de los últimos 20 años, que ya se extendió hacia las laderas del sur de los Picos de Europa y llevó a las autoridades a cerrar parte del popular Camino de Santiago el lunes. “Los incendios tienen características especiales debido al cambio climático y a la inmensa ola de calor”, comentó la Ministra de Defensa Margarita Robles a la Cadena de Radio SER. Esto constituye una de las peores temporadas de incendios del sur de Europa atraviesa en dos décadas, con España y Portugal entre los países más afectados. 

Mientras tanto, Canadá vive su segunda peor temporada de incendios forestales registrada, que ya ha arrasado 7,8 millones de hectáreas y podría prolongarse durante semanas, según informaron funcionarios del gobierno federal. 

Un análisis realizado en junio sobre la temporada de incendios de 2025 en Canadá, publicado por la Universidad de las Naciones Unidas en Shibuya, Japón, concluyó que los incendios son una “clara manifestación” del cambio climático y que el clima cálido y seco de la primavera provocó temperaturas 2,5 °C por encima del promedio.

“Ésta es nuestra nueva realidad… cuanto más suben las temperaturas, más incendios vemos”, dijo Mike Flannigan, titular de la cátedra de investigación en servicios predictivos, gestión de emergencias y ciencia del fuego en la Thompson Rivers University de Kamloops al diario The Guardian.

El fuego arrasa en Europa y en América del Norte, reporta la Agencia de Noticias Reuters

Y continuó explicando que las temperaturas más altas prolongan la temporada de incendios y aumentan la frecuencia de los rayos que los desencadenan. Un clima más cálido también hace que la atmósfera absorba la humedad del combustible, la vegetación muerta y el suelo del bosque, creando condiciones ideales para que se inicien los incendios, añadió. “Esto significa que más material se seca, queda disponible para arder cuando llega el fuego, lo que genera llamas más grandes, mayor intensidad y hace que sea difícil o incluso imposible apagarlos”, señaló.

El mundo no está preparado: es necesario actuar YA

El panorama es crítico. La Organización Meteorológica Mundial dejó en claro que estos eventos son una clara señal de que el mundo aún no está preparado para enfrentar un fenómeno que será cada vez más frecuente e intenso debido al cambio climático

Por eso, desde Greenpeace venimos advirtiendo que se necesitan medidas urgentes para mitigar y prevenir los impactos devastadores de la crisis climática. Es necesario reconocerla y que se avance en la protección de ecosistemas que son vitales para la regulación climática como los bosques, océanos, glaciares y humedales. 

Más deforestación, destrucción de glaciares y humedales, significa más eventos climáticos extremos e inundaciones. ¡Estamos a tiempo!


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Author: Meri Castro